La Mansión Blackwood: Noche de Terror
Era una noche oscura y tormentosa en el pequeño pueblo de Blackwood. El viento soplaba fuertemente, haciendo que las ramas de los árboles crujieran y las ventanas de las viejas casas rechinaran. En medio de la tormenta, un grupo de amigos decidió explorar la antigua mansión abandonada en las afueras del pueblo.
La mansión, conocida como la Mansión Blackwood, había sido abandonada hace décadas después de que una serie de eventos misteriosos y trágicos afectaran a la familia que vivía allí. Se decía que la mansión estaba embrujada, y que los espíritus de la familia aún vagaban por sus pasillos.
A pesar de las advertencias de los lugareños, los amigos decidieron aventurarse en la mansión. Al entrar, sintieron un escalofrío que les recorrió la espalda. Las paredes estaban cubiertas de moho y polvo, y el aire tenía un olor rancio y putrefacto.
Mientras exploraban la mansión, comenzaron a escuchar ruidos extraños: susurros, risas y pasos que provenían de las habitaciones vacías. Ignorándolos, continuaron avanzando, cada vez más intrigados por los misterios que la mansión guardaba.
Finalmente, llegaron a una habitación en el tercer piso que parecía ser el centro de los eventos paranormales. La habitación estaba llena de retratos antiguos de la familia Blackwood. De repente, una de las puertas se cerró de golpe detrás de ellos, atrapándolos dentro.
Aterrorizados, intentaron abrir la puerta sin éxito. Entonces, escucharon una voz suave y escalofriante que decía: "No deberían estar aquí". Al voltearse, vieron las figuras fantasmales de la familia Blackwood, con rostros pálidos y ojos vacíos, acercándose lentamente hacia ellos.
Los amigos, paralizados por el miedo, no pudieron moverse. Los espíritus se acercaron más y más, susurrando palabras incomprensibles y amenazantes. Justo cuando parecía que los espíritus los atraparían, un rayo iluminó la habitación, revelando un antiguo candelabro en la pared.
Uno de los amigos, recordando una vieja leyenda del pueblo, corrió hacia el candelabro y lo
encendió. Al hacerlo, los espíritus desaparecieron en un susurro, y la puerta se abrió de golpe, permitiéndoles salir de la mansión.
Aterrados y aliviados, los amigos salieron corriendo de la Mansión Blackwood, prometiendo nunca volver a poner un pie allí. Desde ese día, la mansión fue evitada aún más por los lugareños, convirtiéndose en una leyenda más en el pequeño pueblo de Blackwood.
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